El Reto de Tratar los Queloides: Cómo Tratarlas con Eficacia y Paciencia

2 de junio de 2025 Quirúrgica
tratamiento cicatrices queloides

Las cicatrices forman parte de nosotros, nuestra historia y vivencias. Algunas prácticamente ni se perciben… pero con bastante frecuencia suelen persistir y algunas incluso crecen más de la cuenta. Este es el caso de las cicatrices hipertróficas y las cicatrices queloides. Tratar estas cicatrices no es una tarea sencilla, y por eso se considera un reto dermatológico.

Los queloides son cicatrices que crecen y se desarrollan más allá de los bordes originales de la herida. No sobresalen de la piel simplemente, sino que pueden causar picor, dolor y molestias corporales y estéticas con importancia. Se trata de un problema frecuente, que afecta al 4-16% de la población.

Los queloides no se van reduciendo con el tiempo, sino que pueden incluso aumentar de tamaño y dar síntomas, por lo que producen mucha frustración en las personas que los padecen.

Existen zonas donde es más frecuente que aparezcan los queloides, que habitualmente son localizaciones sometidas a especial tensión: la parte alta de la espalda, el tórax, la parte alta del brazo y los lóbulos de las orejas.

También influyen en la predisposición a producir queloides otros factores como la etnia (la piel oscura), estados inflamatorios en la piel (como la presencia de infección, acné o foliculitis), los traumatismos repetidos sobre la piel o heridas que tardan más de 3 semanas en cerrarse.

La barrera principal que nos encontramos en el tratamiento de queloides es su comportamiento impredecible. En su producción, se activan varias vías de inflamación, proliferación vascular y desregulación de puntos de control de su proliferación, lo que condicionará su crecimiento incontrolado y la sintomatología que producen.

También existen mutaciones genéticas que condicionan mayor predisposición a padecer queloides. Por todas estas razones, para conseguir la mejor respuesta posible, es necesario combinar tratamientos con el fin de actuar sobre las distintas vías patogénicas.

La respuesta a los tratamientos dependerá de factores del propio queloide (actividad, localización, eritema) y de factores individuales (edad, raza, tabaquismo, enfermedades activas, etc). Es fundamental una valoración dermatológica previa, donde tengamos en cuenta todos esos factores para ofrecer un tratamiento personalizado en cada caso, un pronóstico realista y un número de sesiones aproximadas.

Aunque eliminar totalmente un queloide hasta el momento no es posible, existen tratamientos para mejorar su apariencia, reducir molestias, y prevenir su desarrollo y evolución.

Como ya hemos comentado, combinar distintas técnicas es lo que ha demostrado obtener los resultados más óptimos. Muchos de los tratamientos se pueden combinar en la misma sesión para potenciar sus resultados. Se necesitan varias sesiones que se suelen espaciar 4-6 semanas.

  • Infiltraciones locales: consiste en la inyección intradérmica de fármacos con efecto antiproliferativo o atrofogénico, de forma directa en la cicatriz para reducir su volumen y su proliferación.
  • Crioterapia: es un tratamiento sencillo y disponible que ha demostrado reducir la vascularización y la proliferación de los queloides.
  • -Terapia con láser vascular: los láseres vasculares y la luz pulsada actúan sobre las cicatrices mediante distintos mecanismos. Los principales son los siguientes: reduciendo la vascularización y la inflamación, disminuyendo la proliferación del fibroblasto y favoreciendo un correcto realineamiento del colágeno. Por tanto, han demostrado mejorar la evolución de los queloides, su sintomatología y su apariencia cosmética. Se recomiendan en las primeras fases del tratamiento de los queloides y de forma precoz y preventiva en pacientes con tendencia a hacer queloides.
  • Láser fraccionado no ablativo: actúa remodelado el colágeno mediante columnas de calentamiento en el queloide, lo que incentiva la mejora de la textura de la cicatriz. También útil para la vehiculización de fármacos que ayudan a tratar la propia cicatriz (LADD).
  • Láser ablativo fraccionado: consigue un mayor remodelado del colágeno para mejorar la textura y el aspecto de los queloides en fases inactivas de los mismos.
  • Sistemas de presión o láminas de silicona: se presentan en parches o geles. Su mecanismo de acción es desconocido, pero su principal mecanismo consiste en aumentar la hidratación por descenso de la pérdida transepidérmica de agua. Se suele recomendar de forma adicional en casi todos los tratamientos.
  • Otros tratamientos complementarios, en casos más desarrollados:
  1. 1. Radioterapia: ha demostrado prevenir la recidiva de los queloides si se aplica inmediatamente tras la cirugía. Empleada en casos seleccionados.
  2. 2. Cirugía y tratamiento preventivo: extirpación del queloide mediante cirugía. Se suele acompañar de otros tratamientos, como las infiltraciones, el láser o la crioterapia y se reserva para casos seleccionados, como los queloides del pabellón auricular.

Se recomienda acudir al dermatólogo cuando una cicatriz comienza a crecer, o cause molestias, dolor o picor. Si ya existe una tendencia a los queloides, es útil realizar tratamiento preventivo de los mismos tras la realización de procedimientos quirúrgicos.

En nuestra consulta valoramos y analizamos el tipo de cicatriz, el tiempo de evolución, el historial clínico del paciente, y las posibles causas que han desencadenado este hecho, para poder diseñar el tratamiento más óptimo.

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